El surgimiento del punto de vista no clínico sino industrial en
las actividades de los responsables de las áreas de Recursos Humanos
ha traído aparejados muchos intentos por introducir las técnicas
proyectivas como parte de sus programas de evaluación.
Tradicionalmente, los evaluadores en los campos del reclutamiento,
selección, ubicación, capacitación, planeación de los recursos humanos, promoción, medición y
mejora de actitudes, evaluación de eficiencia departamental,
investigación, etc, han obtenido innumerables contribuciones y
beneficios al utilizar en sus procedimientos las técnicas y
herramientas proyectivas como medios de evaluación.
La
tesis central de las tesis proyectivas es la de que la mayor parte de
la estructura de la personalidad, tal como se evalúa en el contexto
industrial, abarca material que es retenido o reprimido por razones
debidas a la situación laboral inmediata o en virtud de un patrón
adquirido de adaptaciones laborales previas.
Son
métodos más breves de evaluación, que han demostrado ser valiosos como
complemento de baterías de tests organizacionales que consisten en
cuestionarios sobre inteligencia, aptitudes, intereses y personalidad.
Concretamente, el test proyectivo de Karen Machover del dibujo de la
figura humana, en su aplicación industrial, se presta para la
administración en grupo como método muy efectivo en la selección y
capacitación de personal.